—Siéntanse libres de expresar sus opiniones —se burló Inwayne, un tono de desprecio en su voz—. Pero la realidad sigue siendo cristalina. Si no detenemos la ascensión de Ren ahora, él dominará este juego por sí solo. Todos hemos visto su poder.
—Ningún jugador solitario, independientemente de su habilidad, podría lograr tales proezas. Incluso los nombres más antiguos entre los jugadores más destacados lo reconocen. ¿Qué posibilidades tenemos?
La frustración de Silvia teñía su voz mientras hablaba —Pero él no ha hecho nada que justifique este trato. Ni siquiera está compitiendo por posiciones. No está en ninguna tabla de clasificación. ¿Realmente estamos recurriendo a un ataque colectivo simplemente porque su nombre resulta ser Ren?
Isolde se mantuvo inusualmente silenciosa. En el fondo, sabía la verdad —que Ren era de hecho el jugador encapuchado— pero luchaba por encontrar las palabras. El miedo a revelar este conocimiento inadvertidamente mantuvo sus labios sellados.