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Ren al menos estaba contento de que solo fuera un simple juego de acertijos y nada demasiado complicado. Pero aún así... un acertijo era una forma rápida y segura de eliminarlos, y una respuesta incorrecta era un paso más cerca de su cautiverio.
—¿Están listos? —preguntó la Reina Blanca.
Ren asintió, y Elena tragó saliva con dificultad.
—Para el primer acertijo... Un rey se sienta, un diamante en alto sostiene, un corazón a su izquierda, un trébol para desmentir. El as guarda su corazón donde debe estar, y la reina habla tan claramente. ¿Cuáles son las tres cartas colocadas en fila?
—Egh... —Elena intentó pensar con fuerza, pero Ren ya tenía una respuesta.
—As de Corazón; Rey de Diamantes; y Reina de Tréboles.
—Correcto.
—Vaya. —Los ojos de Elena brillaron intensamente—. ¿Cómo lo adivinaste tan fácilmente?
—A veces juego a las cartas —dijo solo Ren.
El primer acertijo fue fácil, pero tuvo la sensación de que estaba destinado a ser así.