—Deberías usar otro de tus mascotas. Tal vez Glitz sepa —dijo.
Elena lo calló con una mirada fulminante —No puedo soportar ver a mis mascotas sufrir más. Me arriesgaré.
Ren se encogió de hombros —Como quieras.
Ren observó cómo la frustración de Elena crecía, su determinación para encontrar el agujero correcto se intensificaba. Podía ver el conflicto dentro de ella, dividida entre su deseo de proteger a sus amadas mascotas y su ansia de superar el rompecabezas.
Finalmente, en un arrebato de ira e impaciencia, usó impetuosamente su látigo para detener la urna giratoria. Las cejas de Ren se alzaron en sorpresa por su audaz movimiento.
—¿Eso está permitido? —preguntó Ren, pero sus ojos estaban en el Mago.
El Mago que supervisaba la prueba permaneció en silencio, sin aprobar ni desaprobar las acciones de Elena. La frustración de Elena se transformó en una sonrisa traviesa al interpretar el silencio del Mago como aceptación.