Cuando Ren presentó a Elena a los miembros del Fénix Dorado, un sentimiento de curiosidad y asombro se extendió por el grupo. La princesa élfica, adornada con una armadura regia, desprendía una aura de gracia y poder que exigía respeto.
—Es la dama de antes —murmuró Ruru con asombro—. Grandes ojos brillaban al mirar a Elena. Princesa Elena, es un honor conocerle. Su presencia aporta un aire de nobleza y sabiduría. Estamos agradecidos por su apoyo en nuestra lucha.
Elena bufó, rió y palmoteó la cabeza de Ruru. —No es para tanto, pequeña gata.
La sonrisa de Ruru se desvaneció. —Se supone que soy un tigre... de algún tipo...
—¿Realmente eres un PNJ? —preguntó Pamela, y las demás chicas se amontonaron alrededor de Elena.
—¿Cómo conseguiste a un PNJ como compañera? —preguntó Lucía con ojos escrutadores dirigidos a Ren.
—Es parte de la misión —dijo solo Ren.
—¿Es así? —Lucía no estaba convencida.