—Ayúdame... —Ragnar y Roz intercambiaron miradas y decidieron seguir su camino.
—¡Oye! ¡Espera! ¡Ayúdanos! —Ragnar y Roz no parecían haber escuchado nada y volvieron a la búsqueda, dejando a los dos hombres a su muerte.
Sin embargo, cuando la voz de una chica resonó en la oscuridad, en lo profundo de la biblioteca, Ragnar se detuvo y volvió hacia la voz.
—¿Qué pasa? —preguntó Roz.
—Tú sigue adelante, —solo dijo Ragnar y se apresuró hacia esa voz.
—¡Ragnar! —Roz llamó, pero Ragnar parecía que no escuchaba nada y siguió la voz más adentro hacia otro rincón.
Con la biblioteca llena de una serie de altos estantes que formaban un laberinto, cualquiera podría perderse. Si Roz no iba tras Ragnar ahora, temía que pudieran perderse el uno al otro.
Roz estaba a punto de perseguir a Ragnar cuando escuchó sollozos provenientes de un oscuro rincón.