—¿Y qué? —Jenny cruzó los brazos y ladeó las caderas—. Es tu culpa por estar hablando de Jefe Oculto por aquí y por allá en el pueblo. Prácticamente estás diciendo a todos que lo roben.
Isolde miró brevemente a Leonel mientras este último refunfuñaba.
¿Era su culpa? Leonel no esperaba que su buena voluntad fuera recompensada con malas intenciones. Era demasiado confiado y lo sabía.
En el futuro, se prometió ser más cuidadoso. Estaba bien si él era el comprometido debido a su error. Pero si Isolde, Ren y Roz quedaban comprometidos por su culpa, no se lo perdonaría a sí mismo.
—Lo siento —dijo Leonel a Isolde y a Roz.
Isolde negó con la cabeza. —El que no ha hecho nada malo nunca debe decir esas palabras. Son esos tipos que se aprovecharon de tu amabilidad los que deberían pedir disculpas por hacerte sentir que es tu culpa.