Cuando Lily salió de su Pod, gritó en su almohada tan fuerte que todo su cuerpo tembló. Nunca en su vida había estado tan frustrada y enojada. Al punto de que ni siquiera sabía qué hacer con sus emociones, excepto llorar de rabia y irritación.
La última vez que recordaba haber llorado y gritado con todas sus fuerzas fue cuando sus padres se negaron a comprarle un gatito de taza de té y un pug. Estuvo enferma por días hasta que finalmente sus padres hicieron lo que ella pedía. Hacía mucho tiempo de eso. Tan lejano, pero lo recordaba vívidamente como si hubiera sucedido ayer.
Después de eso, nunca volvió a suceder... hasta hoy.
Toda su vida, nunca se enfrentó a un contratiempo. Todos sus deseos y necesidades se le concedían, y mucho más, con solo una simple sonrisa con hoyuelos en sus labios.
Nunca esperó que llegaría un punto en su vida en que se enfrentaría a alguien tan grosero, tan poco compasivo, tan insensible y tan... frío.
¿Él era siquiera humano?
