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—Zakou era acogedor e instó a Ren y a Elena a beber y celebrar —les ofreció a los dos copas de vino de la fiesta y los invitó a bailar.
Tras una [Evaluación], Ren descubrió que el vino estaba encantado, y cualquiera que lo bebiera quedaría encantado por Zakou durante un minuto.
Por supuesto, la Princesa tenía una vista aguda y sentidos más afinados que Ren, y ella detectó la magia esparcida en la bebida a primera vista.
—No, gracias. Ya estamos llenos de vino desde anoche —declinó Elena respetuosamente.
Zakou no se ofendió y no forzó a Ren y a Elena a beber. En cambio, Zakou les dio la bienvenida para que se sintieran como en casa y volvió a tocar la flauta, ignorando la fiesta.
—Se venían débiles y lo suficientemente amigables —dijo Elena—. ¿Deberíamos echar un vistazo? Seguramente no llevaría una hora.
Ren notó que a la Princesa le atraía de manera extraña la fiesta, y había una obvia curiosidad parpadeando en esos ojos esmeraldas de ella.