—¡Esto está lejos de terminar! —le dijo el Señor Carmesí a Roy mientras dividía su alma aún más en más de mil pedazos.
Cada uno se transformó en un monstruo parecido a un murciélago que se parecía al asesor de Ganesha y tenía alas negras.
Pero había algunas diferencias entre ellos y el Señor Murciélago.
Sus colmillos eran más largos que sus cuerpos y líneas rojas estaban dibujadas por todo su cuerpo.
—¿Esta es tu carta ganadora? —Roy sonrió con suficiencia al verlos acercarse.
—¡Averígualo tú mismo! —rugió.
Una enorme bola de fuego roja estalló de las bocas de sus muchos avatares mientras se cerraban en torno a él por todos lados.
No le quedaba ningún lugar al cual huir.
¡Zumbido!
Cientos de bolas de fuego calentaban el aire, disparando hacia él como un mar de estrellas.
—¿Eso es todo?! —El sexto sentido de Roy no vibraba y tampoco se sentía amenazado.
Sus sentimientos y su sentido único estaban alineados entre sí.