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Los ojos de Roy se agrandaron cuando escuchó a Badulf tomar su lado sobre Noah. Era bien sabido que a Badulf no le agradaba y que prefería a Noah más que a cualquiera en la casa. Por lo tanto, esto fue una sorpresa inesperada para él.
—¿Por qué está tomando mi lado después de haber sido indiferente conmigo durante tantos años? ¿Está poseído? —pensó.
Viendo el desconcierto en la cara de Roy, Arlo le guiñó un ojo.
Esto le dijo a Roy que su tío tenía algo que ver con el cambio en la actitud del Conde hacia él.
—¿Por qué tú también estás tomando su lado? Primero mi madre y ahora mi padre; ¡ambos lo eligieron a él sobre mí! Maldición, debería haberlo matado en la cuna. ¿Por qué lo dejé crecer tanto? —resopló amargamente Noah para sí.
Para Noah se hizo difícil respirar al sentirse traicionado al ver a su padre castigarlo por el bien de alguien más.
—Pero... —balbuceó Noah.
—Nada de peros —cortó fríamente Arlo su súplica por clemencia en lugar de su hermano.
