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Aunque Kieran entendía que este hombre frente a él era el maestro de Scar, no podía evitar analizar lo que veía, maravillándose ante el poder que no podía percibir pero que sabía que estaba allí.
Después de que el portal fue forzadamente expandido, la aura de este hombre se desvaneció por completo, dejando creer que no era más que una persona ordinaria. Sin embargo, esos ojos batalladores y estoicos—su sutil brillo carmesí penetrante—pintaban una imagen claramente diferente.
La impresión en la mente de Kieran de que este hombre era remotamente inofensivo, como implicaba la falta de aura, se había esfumado.
Para Kieran, incluso el cabello de este hombre, que se asemejaba a la poderosa melena de un gran león, contaba una historia. Aunque predominantemente negro de color, Kieran notó un tono iridiscente de rojo que saturaba el extremo del cabello de este hombre, como si estuviese bañado en la sangre de incontables enemigos caídos.
