Mientras la directora acomodaba a los profesores en sus nuevos roles en la academia, Max tenía sus propios empleados que resolver.
En particular, había dos cruceros que necesitaban nuevos comandantes ya que habían sido enviados con una tripulación completa y un batallón de mechas cada uno, pero la decisión de quién los lideraría había quedado en sus manos, como líder de la compañía comercial Terminus.
Había estado leyendo las mentes de sus oficiales superiores durante algunos días para determinar quién sería el mejor para el rol y había encontrado que la respuesta era inesperada y completamente predecible al mismo tiempo.
Ninguno de ellos quería particularmente un ascenso que los sacara de Terminus, pero el coronel Lucci y el coronel Klinger del segundo y quinto batallones, respectivamente, eran las elecciones obvias, ya que ambos tenían las cualificaciones.
