—Bienvenida a casa, Señorita Riya —una fila de criadas se situó a cada lado del camino, inclinando sus cabezas mientras Riya y Aditya salían del carruaje real. Sus rostros eran cálidos y acogedores, demostrando gran respeto por su señora.
En cuanto Riya se alejó de los escalones del carruaje, la atención de las criadas se desplazó hacia Aditya.
—Nos complace darle la bienvenida al Terreno Celestial, Emperador del Imperio de Istarin —dijeron todas a coro, inclinando sus cabezas de una forma que demostraba profundo respeto.
Aditya se detuvo un momento para observar su entorno. Justo frente a él había un tipo de casa único y especial. Parecía haber sido hecha de la madera de un árbol enorme y viviente. La casa era un poco más pequeña en anchura y longitud que la mayoría de las grandes casas que había visto, pero era muy alta. El techo estaba cubierto de musgo suave y verde, haciendo que todo el edificio pareciese aún más un gigantesco árbol.