El Emperador soltó un suspiro. —Nunca se puede estar demasiado seguro. Sabes para quién trabajamos. En el momento en que fallemos, lo perderemos todo.
—Sé que no fallaremos. Tengo fe en tu liderazgo. Además, con la barrera desaparecida, es solo cuestión de tiempo antes de que podamos invadir ese mundo —respondió la mujer.
—Incluso pudimos derrotar a la Dinastía Celestial que era más peligrosa de lo que ese reino podría ser jamás.
—Si no perdimos eso, ¿cómo podemos perder ahora? Especialmente desde que hemos crecido aún más, gracias a las bendiciones de 'ellos'.
Ella añadió más. —La mayoría de los Dioses Divinos de ese reino ya están muertos y su Divinidad libre para ser tomada. ¿Qué tiene ese mundo que pueda detenernos ahora?
—Ese mundo tiene una variable que la Dinastía Celestial no tenía —dijo el Emperador, mirando por la ventana—. Y es una variable que es algo que no se puede ignorar. Su mera existencia ya es una amenaza para nosotros.
