—Él es...
Cuando Karyk estaba a medio camino hacia la muralla fronteriza, notó una figura entrando a la ciudad a través de la parte rota de la muralla. El hombre ni siquiera intentaba ocultar su aura, lo que lo hacía parecer intrépido.
Sin embargo, la parte más sorprendente era que no era un no-muerto. En cambio, era una persona viva, y una que Karyk reconocía muy bien.
—¿Cómo te atreves a bloquear mi camino? —exclamó el hombre, su voz lo suficientemente alta como para despertar a toda la ciudad.
Los guardias que habían intentado detenerlo fueron asesinados al instante, sus cuerpos explotando bajo la presión. Incluso muchos, que estaban en las casas cercanas, sintieron sangrar sus oídos mientras se despertaban de su sueño.
—Tenías tantos caminos que llevaban a la vida, y aún así elegiste la muerte —murmuró Karyk, sacudiendo la cabeza.