—No podía entender cómo la Ciudad Fronteriza pudo sobrevivir a tu ira cuando tenías No Muertos tan poderosos escondidos en las profundidades de esta ciudad —dijo él—. Si los hubieras enviado, la ciudad habría sido arrasada en un solo día. Pero no fue así.
—Todo tiene sentido cuando pienso en la posibilidad —continuó—. No es que no salgas o los envíes. Es que no puedes.
Mientras Karyk hablaba, seguía observando las expresiones de la mujer. Con cada palabra que decía, se convencía más y más de que estaba en lo cierto.
—La razón por la que el Rey Elzeriano no se preocupó por este lugar es porque sabía que eras un pájaro sin alas restantes —afirmó—. No importa cuán fuerte seas, si no puedes dejar este lugar, no eres más que un tigre de papel.
—No sé por qué estás atrapada aquí o por qué solo pudiste enviar bestias más débiles, pero no importa. Lo que importa es que necesitas mi ayuda —continuó—. Como dije antes, ambos nos necesitamos mutuamente.