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Mientras el agua tibia aliviaba su cuerpo cansado, Ryder no podía evitar sentir el peso de sus acciones.
Los eventos del día lo habían obligado a tomar una decisión difícil, una que iba en contra de su propia naturaleza. Pero sabía en el fondo que no había otra opción. La profecía había unido sus destinos, y tenía que hacer lo que fuera necesario para proteger a su familia, incluso si eso significaba hacer sacrificios.
Mientras estaba bajo la ducha, su mente volvía al antiguo libro sobre la mesa de su estudio. Si pudiera desbloquear sus secretos, tal vez encontraría la manera de cambiar su destino, pero en este momento, no sentía que hubiera alguna posibilidad.
Solo podía tomar otros pasos para proteger a su hijo. Sin embargo, cuanto más lo pensaba, más conflictuado se sentía.
