Un asalto había comenzado en la tierra con destrucción extendiéndose por todas partes. Ni un solo país logró evitar el caos.
Explosiones podían verse por doquier, mientras nubes de llamas surgían de los lugares. Muchos edificios se derrumbaban. Toda resistencia era inútil. Cada lugar por donde pasaban los seres de túnicas oscuras, solo quedaba la muerte detrás como si fueran segadores que llegaron aquí para entregar el castigo divino.
Uno de estos Hombres de Túnica Oscura caminaba muy cerca de la zona donde Janus y Ryder se habían alojado hace unos días. Lamentablemente, no pudo percibir nada extraordinario.
En minutos, muchas ciudades bulliciosas yacían en ruinas, con un silencio espeluznante reemplazando los sonidos de la vida. La gente se acobardaba de miedo, escondiéndose en cualquier refugio que pudieran encontrar, rezando porque la pesadilla terminara. El mundo parecía contener la respiración, esperando que un rayo de esperanza rompiera la oscuridad.