Con renovada determinación, Gabriel dirigió su mirada hacia la vasta extensión del Abismo. Sabía que su entrenamiento acababa de comenzar y que tenía mucho que aprender y superar. Pero estaba listo para enfrentar los desafíos que tenía por delante, armado con las enseñanzas de Ezequiel y la resolución inquebrantable que ardía dentro de su corazón.
Después de que Ezequiel enseñara a Gabriel lo básico del Abismo, impartiendo su propio entendimiento al joven, pasaron dos días en el Abismo.
Solo después de haber enseñado lo básico, decidió adentrarse más en el Abismo. Esto era solo el principio.
Juntos, Ezequiel y Gabriel se aventuraron más profundamente en el Abismo, sus pasos resonando en la oscuridad. Estaban en un camino de auto-descubrimiento, un viaje que desentrañaría los misterios del destino y les llevaría a enfrentar sus propios demonios interiores.