Karyk siempre había estado atormentado por el pasado. A pesar de ser una existencia a la que solo se podía mirar con admiración, la gente no conocía su dolor.
Nunca hubo una noche en la que no oyera los gritos de su hermana y los demás mientras eran atormentados y destruidos por su fuerza incontrolable.
Su hermana era la persona más cercana a él, y ser la persona que destrozó su alma en pedazos siempre había sido su mayor arrepentimiento. Desafortunadamente, no podía hacer mucho al respecto. Solo había una cosa que podría ayudarlo. Era la Piedra del Alma del Destino.
Desafortunadamente, por más que lo intentara a través de las décadas, no pudo encontrar ninguna pista sobre la Piedra del Alma del Destino. Dado que era un tesoro del alma, ¡ni siquiera un semidiós podía rastrearla! ¡Esta cosa solo se podía encontrar con gran suerte!