La conclusión de la guerra contra Drácula fue una que los vampiros nunca esperaron.
Las tropas terrestres habían ganado decisivamente en la capital hombre lobo ya que sin la ayuda de Drácula, el resto de las tropas no tenían la fuerza necesaria para repeler a los vampiros modernos quienes tenían mayores números y superioridad táctica.
Por un instante pareció que las fuerzas vampíricas habían logrado arrebatar una victoria improbable cuando los tiempos eran difíciles para ellos como especie, sin embargo, justo entonces Drax aterrizó en la capital hombre lobo con un Max inconsciente en sus manos.
Desde que Drax se adueñó del cuerpo de Drácula, el vampiro primordial ya no parecía su ser habitual con ojos rojos sangre o una barbilla cincelada elegante, sino más bien como un anciano con una barba espesa y ojos grises, nadie hizo la conexión de que Drax era en realidad Drácula, sin embargo, sí asumieron lo peor al ver a Max inconsciente.