—¡Yo no como gente! —gritó la diabla.
—No me refiero a que te coma per se. Quiero decir... él bajará entre tus piernas y sorberá de tu néctar de amor. —Ishtar ni siquiera podía creer que tuviera que explicar estas cosas.
—¡Tú! —La diabla se sonrojó. Nadie había siquiera pensado en decirle tales palabras. ¡Ella misma no se había tocado antes, y ahora este hombre iba a hacer algo tan indecente!?
—Oh? Pensar que vería a una diabla tan pura. —Ishtar se cubrió la boca mientras se reía.
La diabla se sonrojó de oreja a oreja. ¡No era su culpa! ¡Su familia nunca habló de estas cosas! Queriendo cambiar de tema para esconder su vergüenza, la diabla finalmente dijo:
—Mi nombre es Sandrea. Dado que estaré contigo a partir de ahora, puedes llamarme Rea.