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—¿Qué, Mamá Lillia, no estabas bromeando? ¿Entonces qué hago? ¡Amo a papá! —Alegría comenzó a llorar, y Lillia solo pudo suspirar. Ella levantó su mano y la bajó en un tajo, golpeando a Alegría en la cabeza.
—¡Lo amas como a un miembro de la familia y nada más! —respondió Lillia con firmeza. Había pasado casi dos días intentando calmar a esta niña hasta que finalmente aceptó y ahora...
—Pero... —Alegría miró a Blake con ojos anhelantes mientras extendía su mano queriendo tocar su cabeza solo para ser jalada a un lado—. Alegría, necesitas controlar tus emociones. Sé que es difícil y todo esto es nuevo para ti, pero necesitas controlarlas.
Blake estaba muy confundido sobre lo que estaba sucediendo. Miró a Lillia, quien actualmente estaba regañando a Alegría, y luego a Noa, que parecía exhausta. —¿Qué está pasando?