—¡Y aún hay más por venir! —exclamó entusiasmado.
—¿¡Qué!? ¡Monstruo! —gritó el policía veterano conmocionado—. Después disparó el arma unas cuantas veces más. Esta vez Blake no la atrapó ni nada parecido y dejó que las balas le impactaran. Efectivamente, tan pronto como le golpearon el cuerpo, sin importar el lugar, incluso la que le dio en el ojo fue aplastada al momento del impacto y cayó al suelo.
—¿Podrías dejarlo? Aunque no me va a matar, es como que me piquen los mosquitos —se quejó Blake mientras llegaba frente al policía veterano—. Luego procedió a entregar sus armas. Como no tenía que preocuparse por ser disparado, tener tantas armas era bastante inútil. Se sacó todas las armas que tenía, excepto el rifle de asalto y una pistola. Las dejó caer frente al viejo policía antes de darse la vuelta.
—¿Eh? ¿A dónde vas? —gritó el policía veterano confundido—. ¡Él no entendía qué estaba haciendo este hombre!