Últimamente, Lillia había notado que sus hermanas habían estado muy secretistas últimamente. Los niños, cuando la veían, se tapaban la boca y salían corriendo. Solo su hija se quedaba a su lado. No sabía qué estaba pasando, pero se estaba sintiendo bastante sola. Aunque por la noche todos actuaban de la misma manera e incluso se burlaban de ella más de lo normal. Pero aun así, no podía evitar sentir que algo andaba mal.
Con los labios apretados, comenzó a buscar a sus hermanas en el palacio, quienes una vez más habían desaparecido. Recorriendo los pasillos en busca de ellas. Revisó cada habitación. Sorprendiendo a muchas criadas que se sonrojaban y bajaban la cabeza mientras decían cosas extrañas como: "Si la Señora insiste...". O "Señora, estoy dispuesta si usted quiere...".