—Y uno más en camino —dijo él.
—¿¡Tanto poder!? —Frank sentía que iba a desmayarse. Pensar que Blake y sus esposas solos pudiesen hacer tanto daño.
—Eso es solo nosotros que estamos aquí y no en la ciudad misma —agregó Onz. Había entendido la magnitud del poder de las Ciudades del Destino a través de Blake, y sabía que no había forma de que su clan orco pudiese ganar en un enfrentamiento directo sin ayuda externa.
—Ya veo... Pero mi Ciudad del Sur sería fácilmente destruida. Solo pensarlo me pone los pelos de punta. No puedo tomar esta decisión solo. Necesito hablar con mi gente. ¿Pueden darme unos días? —preguntó Ricky. No necesitaba oír más.
—Puedo, pero también debes saber que al unirte a mi ciudad hay un contrato mágico que todos deben firmar —Blake comenzó a explicar qué era un contrato mágico y todo lo que implicaba. Solo después de escucharlo todo Ricky y su gente volvieron a la Ciudad del Sur.