En la habitación, cuatro chicas y un hombre estaban junto a la cama donde Blake estaba acostado. En su mano tenía un frasco de sangre. —¿Así que solo me bebo esto?
—Normalmente, esto sería suficiente, pero utilizaremos un método diferente e inyectaremos la sangre directamente en tu torrente sanguíneo. Por eso está aquí el Dr. Stanley —dijo—. Dijo que podría hacer esto por ti. Solo por hoy, he hecho fabricar un dispositivo médico especial que podrá mantener la sangre en su frasco especial para que no se exponga al aire y cause alguna degradación de la propia sangre. Recuerda, la sangre drakani es diferente de la sangre humana —respondió Lillia.
—Entonces, comencemos con el espectáculo —Blake le pasó el frasco al Dr. Stanley. Lillia, por otro lado, frunció el ceño mientras se inclinaba y besaba los labios de Blake—. Un beso por buena suerte.
Blake sonrió antes de acostarse. —Dejo todo en manos de ustedes, chicas. Esperemos que pueda sacar el máximo provecho de esta sangre.