—¿Qué derecho tienes para decirnos cómo manejar las cosas aquí? —El hombre con atuendo militar miró fríamente a Blake mientras mantenía su arma sobre él—. Dime, ¿a dónde fueron a parar las cosas?
—¿Hmm? ¿De qué estás hablando? —Blake preguntó con una sonrisa engreída—. No podía evitarlo ya que esta gente no tenía idea de lo que estaba pasando. Sabía que sabían que se suponía que había cosas dentro de la base, pero eso no le importaba. Porque incluso si le disparaban por todos lados, no le pasaría nada.
—Hmmm... Aquí está pasando algo interesante... —una voz vino de arriba, haciendo que Blake se paralizara—. Tenía una muy mala sensación al girarse y mirar hacia arriba. Una jovencita con alas de dragón, una cola escamada negra y cuernos estaba sentada en el cielo vistiendo su camisa. Parecía no tener más de doce a trece años de edad. Pero Blake sabía que probablemente era mucho más vieja de lo que parecía.