Se alejaron como una hora de la base cuando tuvieron que detenerse y esconderse cerca de unos escombros. —Blake, ¿qué son esos? —Sam susurró.
Frente a ellos había unos monstruos verdes delgados con garras afiladas y colmillos saliendo de sus bocas. Tenían forma humanoide, pero también cabezas de calabaza. Y ojos finos y anchos. Al verlos, Blake no pudo evitar fruncir un poco el ceño. Estos no son monstruos que aparecerían en el campo de entrenamiento de Lillia. Porque no eran monstruos del pasado. —Esas son mantis religiosas. Bueno, la forma evolucionada de ellas. La magia las ha hecho inteligentes y más grandes. Son rápidas hasta cierto punto, pero tienen mucho miedo del fuego. Así que usa magia de fuego para derribarlas.
Las chicas estaban a punto de saltar hacia fuera, pero ambas fueron rápidamente arrastradas hacia atrás. —¿Blake?