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El viaje de regreso fue bastante tranquilo. Además de encontrarse con dos monstruos humanos, Blake no se topó con ningún otro monstruo mientras llevaba a ambos niños en su espalda. Noa cargaba a Nellie y, aparte de detenerse por las noches y para comer de vez en cuando, llegaron de vuelta en muy poco tiempo.
Pero durante este tiempo, bajo los escombros, Fredrick Haralson sentía que iba a morir. Había comido toda la hierba y bebido tanto rocío como pudo alcanzar, pero solo podía defecar en sus pantalones ya que apenas podía moverse. —Asqueroso —sonó una voz, haciendo que Fredrick mirara hacia arriba para ver a un elfo rubio vestido de negro parado allí—. Si no fuera porque te necesito, simplemente te dejaría aquí. Pero te daré una opción. Vive y trabaja para mí o muere aquí y ahora.