Zachary llevó a Aethelwolf a su humilde morada. Se sintió un poco avergonzado debido a sus malas condiciones de vivienda, pero Aethelwolf no pareció importarle esto.
Para salvarse de más vergüenza, inmediatamente llevó a Aethelwolf donde se encontraba su esposa.
Aethelwolf pudo oler el fuerte aroma de las hierbas medicinales dentro de la habitación.
Vio a una mujer acostada en la cama con los ojos fuertemente cerrados. Se veía delgada y enfermiza con su rostro pálido y labios secos.
Al ver su condición, Aethelwolf frunció el ceño.