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Skylar y Kathlyn miraban a su joven señorita con celos. Ahora estaba recibiendo el tratamiento especial de ser masajeada por las santas manos de Sir Aethelwolf. Sus dedos se movían hábilmente por todo su hombro, haciendo que Samira cerrara los ojos mientras dejaba escapar un profundo gemido.
—¿Hay algo mal, señorita Samira? —la severa voz de Reed llegó a sus oídos.
Samira rápidamente se cubrió la boca con sus manos y se calmó antes de responder. —¡No! Todo está bien, Reed.
Leric soltó una carcajada al ver la expresión avergonzada de Samira.
Mientras Leric charlaba alegremente con las damas, vio algo a través de la ventana del carruaje.
Había un montón de trabajadores construyendo una enorme plataforma. Por cómo se veía, parecía ser un escenario de batalla.
Al ver esto, Leric no pudo evitar preguntar. —¿Qué están haciendo?
Samira y las dos criadas siguieron su línea de mirada.