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—¿La habrías aceptado si no estuvieras ligado por el juramento? —preguntó Lia con una mirada curiosa y analizó su cara en busca de cualquier detalle que pudiera revelarle la respuesta.
—¿Qué crees? —preguntó él misteriosamente, manteniendo una expresión imperturbable.
—Eh, esa es mi frase. —Ella saltó sobre él y se zambulló para morderle el cuello...
—Argh... mi esposa es un vampiro... —gritó él de manera sarcástica.
Lia lo soltó después de un rato ya que solo estaba jugando.
La joven doncella estaba sentada sobre su regazo mientras sus piernas rodeaban su cintura y sus manos envueltas alrededor de su cuello.
—Respóndeme. —Ella pidió con tono interrogador y un destello feroz en sus ojos.
—¿Parezco estúpido? —preguntó él con la cara fruncida.
—Obviamente, lo pareces, —dijo Lia con una sonrisa animada mientras miraba sus ojos verde mar que la miraban como si esta pregunta no tuviera sentido.
