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Él estaba parado en un bosque siniestro, la luna era la única fuente de luz que iluminaba los alrededores.
Un olor rancio a sangre estaba en el aire, lo que le hizo arrugar el rostro con molestia.
—Esta es la primera bendición que recibirás. No la tomes a la ligera, ya que así es el futuro que puedes fabricar con las decisiones que tomas —la voz familiar de la diosa sonó en su mente.
Pronto, se vio a sí mismo sentado en el suelo mientras sostenía una figura estrechamente.
Era una chica sonriendo débilmente en su abrazo, mientras un rastro de sangre corría por sus labios. Estaba gravemente herida ya que su rostro estaba blanco por la falta de sangre.
—Lia... —gritó él en agonía mientras su corazón se estremecía.
Su perspectiva cambió y comenzó a ver la escena frente a él como un tercero.
Rio vio al chico de cabello blanco, que era otro él, abrazando a Lia mientras ella daba su último suspiro.
Una luz brillante envolvió su figura y la escena cambió...