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A medida que los rayos del sol golpeaban la superficie helada, esta centelleaba como un caleidoscopio congelado, proyectando un deslumbrante espectáculo de colores a través del aire frío que giraba y danzaba a su alrededor.
Los ojos de Rio se llenaron de sorpresa al contemplar la vista del masivo muro de hielo que Lia había conjurado, atrapando efectivamente a todas las bestias dentro de sus confines congelados. La pura escala del hechizo era evidencia del inmenso poder que Lia poseía. Era evidente que su talento innato y su afinidad de rango S por el hielo hacían que esta proeza pareciera casi sin esfuerzo.
El sonido agudo y nítido de la voz de Helia cortó el aire, devolviendo la atención de todos a la tarea que tenían entre manos.
—Vamos, necesitamos darnos prisa —ordenó ella, con un tono decisivo y firme.
Layla y Nyla intercambiaron miradas decididas, asintiendo al unísono mientras seguían a Helia hacia la batalla.