La atmósfera en la arena zumbaba con emoción mientras Nyla y Rio, ambos con su velo facial y máscara, caminaban hacia el centro. La tierra bajo sus pies vibraba por los pisotones y los vítores de la audiencia, el aire espeso con la emoción.
El dúo se enfrentaba, a solo veinte metros de distancia, sus miradas de amor fijas la una en la otra, y la tensión en el aire casi tangible mientras el murmullo de la multitud se hacía más fuerte.
El árbitro estaba a punto de llegar para dar comienzo a su batalla cuando Nyla rompió inesperadamente el silencio.
—Quiero renunciar a la batalla —declaró, su voz resonando por la arena. Un silencio cayó sobre la multitud, su asombro evidente.
Rio había estado considerando la misma acción, pero la belleza de cabello magenta lo anticipó. Sorprendido, la miró con un atisbo de frialdad, pero ella solo le ofreció una sonrisa cálida y dulce.