—Hermano mayor, tengo hambre... —susurró ella, con su voz aún temblando ligeramente.
Rosa era muy consciente de que no había sido amable con Rio en el pasado. Incluso había llegado a desear que él fuera asesinado por una bestia y capturado por los Asuras, quedando atrapado en la jaula de Asura él mismo.
Sin embargo, al mirar en sus ojos, Rosa no pudo evitar sentir una sensación de vergüenza y culpa por sus acciones pasadas. Quería enmendar las cosas y decidió adoptar una actitud más afectuosa hacia él, emulando el papel de una hermanita cariñosa que él había querido que fuera durante su primer encuentro.
Al ver la vulnerabilidad en los ojos de Rosa, Rio sintió una sensación de diversión ante su cambio de comportamiento.
Le dio una sonrisa tenue y metió la mano en su almacenamiento espacial, sacando algunas frutas redondas naranjas que normalmente se encontraban en la naturaleza.
—Toma, come esto —dijo suavemente.