Mientras ella miraba a Rio, podía sentir su corazón latiendo más rápido y una oleada de emociones inundándola. El momento había sido intenso, pero ahora había una sensación de paz entre ellos.
Rio la observó, aún sintiendo el calor de su cuerpo y el sabor de sus labios en los suyos. No podía evitar sentir una mezcla de emociones, pero una cosa era segura: aquel beso había dejado una huella indeleble en él.
—¿Por qué no pude resistirme? —murmuró con un tono tranquilo, limpiándose los labios con el dorso de la palma de su mano y con una expresión avergonzada.
—Como ya teníamos una conexión hecha por esas marcas, darme la corona solo la hizo más profunda. No sé cómo lograste romper mi encanto antes, pero este patrón adicional de la corona del estadio púrpura profundizará nuestra confianza mutua —dijo Eve, con un tono coqueto en su voz. Estaba claramente feliz después de su intenso beso.