La pareja se detuvo de repente cuando su mirada cayó sobre los gruesos árboles que estaban entrelazados entre sí, formando una pared que bloqueaba su camino.
—¿Por qué? —preguntó él en sus pensamientos mientras Río veía que el camino hacia la bestia Monarca estaba cerrado.
—No doy la bienvenida a extraños en mi hogar, pero ya que ella es tu mujer, permito que entre. Sin embargo, no puedo dejar que venga a donde resido —El tono de Eve era rígido mientras le respondía.
—Eres tan temperamental —suspiró el chico.
Se giró para mirar a Nyla, quien estaba embelesada por la belleza de este reino mientras observaba todo a su alrededor.
—Descansemos aquí esta noche. Continuaremos nuestra cacería mañana —dijo Río, sacándola de su trance.
—Uau... ¿Qué es este lugar? —preguntó la chica asombrada, saliendo de su estado de aturdimiento.
