La mirada de Helia cayó en sus ojos verde mar, pero la chica no dijo nada. Había dejado de discutir con el chico ya que se prometió a sí misma no desagraderle y estaba haciendo todo lo posible por no darle razones para odiarla.
Como el trío ya había decidido adónde tenían que ir, comenzaron a discutir sobre la preparación para el próximo torneo y la aventura.
—Deberían guardar las cosas necesarias para su estancia en la isla porque el viaje al bosque del caimán risueño les puede tomar de tres a cuatro días e igual cantidad de tiempo tardará el regreso —dijo Helia mientras estimaba el lapso de tiempo que pasarían fuera de la Villa de la Emperatriz.
—¿Está tan lejos? —preguntó Nyla sorprendida.