Nyla y su abuela continuaron su conversación mientras ella le contaba más cosas sobre su aventura y su novio, pero no le contó sobre el castillo ni sobre ser su esposa. Solo reveló a su abuelita que eran amantes y que quizás oficializarían su relación en el futuro.
—Abuela, ya nos vamos. Tenemos que regresar a la escuela militar antes de la noche —dijo Nyla, mientras el tiempo pasaba y también tenían otras cosas que hacer.
—Pensé que mi niña se quedaría conmigo esta noche... —dijo la abuela, quería que se quedara porque rara vez visitaba la casa.
—La próxima vez, abuelita, hoy tenemos otros asuntos que resolver juntos —respondió ella.
—Está bien... No te dejaré ir la próxima vez que vengas. Tienes que quedarte conmigo —dijo la anciana, aceptando dejarla ir hoy.
—Sí, abuela —habló Nyla mientras se levantaba del sofá.
Como ya era hora de partir, la belleza de cabello magenta abrazó a su abuela.
Después de separarse, la anciana se acercó a Rio y lo abrazó, susurrándole al oído: