—Oye, déjame darte algunas almas de bestia ya que has avanzado recientemente a la Etapa Púrpura y quizás no tengas ninguna de nivel superior —dijo Nyla de manera reflexiva.
—No las necesito —respondió él y rechazó su generosa oferta.
—Ah... ¿por qué???... Al menos toma un alma de bestia de Armadura, te mantendrá seguro —Nyla dijo en un tono suplicante.
—No la necesito —Rio dijo otra vez con voz serena.
—Te preocupa que, si te doy mi mejor alma de bestia, podrías desarrollar sentimientos por mí, ¿verdad? —preguntó ella con una expresión enigmática en su rostro lleno de vida.
—No... no es eso. Solo quiero conseguirlas por mi cuenta —le habló él.
—Solo toma esta. Cuando obtengas un buen alma de bestia también podrás darme algunas. Después de todo, somos amigos —dijo Nyla en un tono vibrante y se puso frente a él.
Rio detuvo sus pasos y miró su adorable cara de muñeca que estaba adornada con su sonrisa positiva.
Ella movió su mano derecha para colocarla en la frente de Rio.