William sabía que ella tenía curiosidad por el mundo humano, pero esto era un poco demasiado. Él no participaba en nada de esto, solo se concentraba en pensar en diferentes cosas, como la próxima guerra, cómo suministraría más granadas para satisfacer todas las necesidades de estos maestros y también cómo salir de aquí.
Mantenía su mente ocupada mientras colocaba una sonrisa falsa en su rostro. No creía en divertirse y vivir la vida de los maestros. Ambos no se encontrarían juntos, no trabajarían el uno con el otro.
Siguió enfocado en los problemas que tenía en mente hasta altas horas de la noche. Cuando intentó varias veces atraerla lejos de aquí, seduciéndola con el sueño y los sueños, ella no accedió. Estaba demasiado cautivada por la música y el baile, por el nuevo mundo en el que se encontraba.
William no tenía otra opción que esperar a que ella se cansara, durmiendo incluso sobre sus hombros. Miró su rostro angelical y no pudo evitar suspirar.
