Al mismo tiempo, William les pidió que intentaran enviar más maestros, aquellos sin elemento de viento, de grado más débil y cosas así. Quería probar todas las variables sobre esta salida, para que otros estuvieran listos para enfrentar cualquier situación imprevista.
La distancia que probaron dejó claro que la capa tóxica se extendía solo sobre cinco kilómetros. Esto era un poco más de lo que William pensaba antes, pero aún era factible usar la nueva catapulta.
Durante el día siguiente, todos trabajaban con la esperanza ardiendo en sus pechos. Mientras hubiera esperanza, entonces los maestros serían capaces de hacer cualquier cosa para llevarla a cabo.
William seguía recibiendo más informes sobre el éxito de hacer catapultas en diferentes lados. Y desde entonces, las cosas comenzaron a mejorar.
Todos la probaron, y todos los lados pudieron superar la región de la toxina de manera segura. El único problema ahora era la capacidad limitada de estas catapultas.
