Esto desconcertaba mucho a William, sabía que tenía que ir al hombre en persona y obligarlo a revelar sus secretos para obtener respuestas. Pero William ni siquiera pensaba en esto. No era porque fuera débil, sino porque los maestros de espíritu solían tener sus secretos, una regla que William respetaba.
Y aún así, eso no era el meollo del problema de William, ¡la técnica que adquirió de aquel zorro negro lo era!
William no esperaba que tal técnica sobrepasara su poder espiritual acumulado. Requería que sacrificara parte de su poder espiritual para elevar su maestría en esta técnica. Y así, incluso con la presencia de los mundos de bolsillo de aquel maestro misterioso y toneladas de monstruos, incluso con la habilidad Devorar de William, este último no podía evitar sentirse frustrado cada vez que sacrificaba parte de su poder espiritual duramente ganado.