—Tsk —Trevor todavía estaba pensando en lo bajo que había caído por este trato. Y solo con mirar su cara hacía reír a Guillermo.
—No te olvides —Guillermo de repente añadió—, ¡te estás quedando en los Reales! Apuesto a que no podrás poner un pie aquí nunca en tu vida, ni siquiera para alquilar una habitación normal, ¿verdad? ¿Y qué decir de las comidas extravagantes que vas a obtener de mi parte? Todo esto cuesta mucho dinero, lo sabes, ¿verdad?
Las palabras de Guillermo dejaron a Trevor sin habla por unos segundos antes de que bajara la cabeza.
—Lo siento jefe, no volveré a cometer este error.
A pesar de decir esto, Guillermo sabía que no era realmente honesto en lo que decía y aún lamentaba su mala suerte por no obtener más de servir a Guillermo.
En cuanto a Tomás, mantuvo su rostro impasible de principio a fin. Guillermo sonrió con diversión ante la mirada oscura en el rostro de Trevor y movió sus ojos por los invitados en este vestíbulo.