—No es su culpa —suspiró Berry—, la noticia se extendió por la academia desde ayer. Y muchos intentarán venir y observar, al menos tratar de ofrecer sus servicios.
—Veamos esto cuando lleguemos allí —William caminó de manera tranquila hacia la puerta principal de la academia. Una vez que llegó allí, una gran reunión de maestros espirituales apareció frente a sus ojos.
Llevaban distintos uniformes de la academia, y vio colores de oro entre el gran número de discípulos allí parados.
Incluso vio a unos cuantos maestros, parados en diferentes lugares, aparentemente observando este extraño movimiento en la academia.
—¡Quiero unirme!
—¡Déjame entrar! Soy un maestro espiritual de grado oro, ¡y soy lo suficientemente fuerte para servir al equipo!
—¡No me empujes! Soy un maestro espiritual de grado plata, ¡y también quiero una oportunidad en el equipo!