—Maestro... ya terminé mi poción —Guanin pensó que el maestro no lo había oído la primera vez ya que no vio ninguna reacción de su parte. Entonces, se acercó y dejó de molestar a William.
—Retrocede, vuelve a tu caldero y espera —el maestro lo había notado antes, pero decidió ignorarlo. En sus ojos, sabía que cada segundo desperdiciado sin observar la actuación de William era una gran pérdida.
Guanin sintió que algo estaba mal cuando el maestro dijo esas palabras. Sin embargo, era el maestro, y aún confiaba en su victoria.
Su arrogancia le ganó y en ese momento le dio a William una mirada burlona con un resoplido antes de volver a estar en silencio junto a su caldero, sin siquiera echar un vistazo a William o preocuparse por ver sus acciones.
Todo esto sucedió frente a los discípulos. Ellos no tenían ningún conocimiento sobre las técnicas que William estaba usando.