Al mirarlo todos, una mezcla de emociones permeaba la habitación.
Los hombres de Zhong Kui le lanzaban miradas de no bienvenida. De parte del Sr. Gu, recibió una mirada de asombro. Si sabía remotamente algo de su organización, no debería haber hablado así a uno de sus ancianos.
Pero ahí estaba él, haciendo justamente eso.
Y por último, de parte de Alex y Kary, recibió miradas desaprobatorias. Como si no les gustara que entrara a una habitación y de inmediato se llevara toda la atención.
Pero a David no le importaba.
—Alex —comenzó David, mirando a su amigo demonizado—. Ya vi suficiente de esa piel roja anoche. ¿Te importaría volver a la normalidad?
Alex miró de reojo a los hombres de Zhong Kui antes de volver a mirarlo.
—¿Qué hay de ellos? ¿Qué me dice que no me atacarán cuando vuelva a mi cuerpo? —preguntó.
David se encogió de hombros.