Solo quedaban ocho lobos cuando el Firewall se extinguió, pero tenían ojos rojos y bocas espumosas. Todos se lanzaron juntos en cuanto vieron a una persona cerca.
Tristemente, el pobre sapo que estaba siendo asaltado así era Alexander, que estaba envuelto en un intercambio acalorado de zarpazos con un Raijū y tenía poco o ningún espacio para maniobrar.
Pero antes de que pudieran alcanzarlo, un torrente de no-muertos cargó hacia adelante, una mezcla de animales de los que se habían alimentado los lobos feroces, y liberaron su energía vengativa sobre los lobos. Detrás de ellos, Clark, Jonathan y el recién curado Juan se lanzaron a los lobos feroces.
Violeta nunca había dejado de atacar a los lobos desde su pequeño saliente de roca en el lado del valle, pero empezaba a sentirse cansada. La pared de hielo al inicio de su emboscada ya le había drenado mucho.
Así que sacar un poderoso pilar de hielo del lado opuesto del valle para salvar a Jack la había dejado agotada.
